sábado, 6 de abril de 2013

Reflexiones de un sábado por la noche

Durante todo mi externado conocí a muchos internos, unos buenos y otros malos, muy malos. El 1 de enero llegue con muchas expectativas al hospital, las expectativas no me prepararon para lo que en realidad es.

Este post es un listado de todas aquellas cosas que dije que ahora que estoy en el internado me tengo que tragar.

  • Nunca voy a negrear a mis externos. A veces hay tanto trabajo que es imposible, otras hay tanto cansancio que es inevitable. Y en algunas ocasiones simplemente se lo merecen.
  • Nunca voy a descuidar una diálisis. A veces son tantas que alguna se escapa.
  • Siempre le voy a enseñar a los externos. A veces se puede, a veces no, otras veces no dan ganas, y las demás no se lo merecen.
  • Nunca voy a dejar a los externos trabajando mientras yo me duermo. El cansancio acumulado le gana a cualquier otra cosa.
  • Nunca voy a tratar mal a los externos. Después de como fueron el último turno no hay ni remordimiento

Por algo dicen que los nunca siempre llegan. Ahora a 3 meses de haber iniciado veo que todo lo que me dijeron no se compara a lo que en realidad es. Mi peor turno de externado no se compara a ningún turno de externado.

Finalmente a los externos que lean esto: siempre van a haber internos malos e internos buenos, internos tranquilos e internos estresados, internos buena onda e internos mala onda; pero a veces hasta el mejor interno tiene malos días y está de mal humor. Y al final del turno el que tiene  que lidiar con todos los errores y regadas es el interno. Compréndanos cuando estemos de mal humor, hagan su trabajo y háganlo bien, si no saben pregunten, si no pueden digan, si quieren ayudar avisen. Y si todo sale bien al final del turno van a haber aprendido algo. Si no les interesa y van de mala gana solo se van a ganar nuestro desagrado y no van a aprender nada.