domingo, 24 de noviembre de 2013

We’re grownups, when did that happen and how do we make it stop?

No sé ustedes, pero yo a mis casi 25 años todavía no me consideraba “grande”. No sé si era por el hecho de todavía vivir con mis papás, no ser totalmente independiente o por el hecho de seguir estudiando. La cosa es que por alguno de estos motivos no me consideraba un ser grande, responsable e independiente.

Pero hace unos días paso algo que me hizo despertar de mí negación. No fue lo que uno esperaría como que ya se va a acabar el internado o que ya casi termino la carrera, no fue eso.

Durante toda mi vida nunca he sido una de esas personas que tienen miles de amigas, tenía una y con ella me bastaba, pero en la universidad encontré un grupo de mujeres que se han vuelto indispensables en mi vida. Todas somos diferentes cada una con sus propias locuras y excentricidades. Podemos tener mil peleas tontas en un solo día, mil conversaciones distintas en un lapso de 5 minutos, podemos quejarnos las unas de las otras, pero al final del día siempre estamos ahí para la que lo necesite.

Ahorita estarán pensando que empecé a divagar y perdí el hilo de este post, pero ese paréntesis era necesario para comprender lo demás.

La cosa es que un día de estos una de esas mujeres anuncio que se va a casar. Ya nos lo esperábamos, pero todo sucedió como en una de esas escenas tontas de película romántica que uno encuentra ridículas. No sé que dijimos, posiblemente no dijimos nada, solo eran un montón de sonidos que al parecer denotan emoción.

De repente de esas mil conversaciones que pasan en un minuto algunas se convierten el fechas, vestidos, regalos y despedidas de soltera.

Y así fue como todo llego a ser tan claro, ya somos grandes y cada vez las responsabilidades se vuelven más grandes, las prioridades cambian, pero al final siempre hay algo que siempre va a estar ahí y son esas mujeres sin las que ya no puedo imaginar vivir.

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sábado, 16 de noviembre de 2013

…..

 

… Y de repente abrí los ojos; todo parecía igual, como si nada hubiera ocurrido, pero no era así. Había que darse cuenta de los detalles, si, los detalles, en ellos estaba la respuesta. ¿Qué es lo que ha sucedido? ¿Como he llegado aquí?

Al ver a mi alrededor todo lo que parecía ser igual, no lo era. La luz que lograba penetrar las cortinas era diferente, sus tonos, su intensidad, algo no está bien. Al parecer he estado leyendo, no parecen ser las mismas historias, han cambiado. Ya no están aquellas historias de pequeños luchadores, entrañas purulentas, pequeños astronautas, señoras en labor y corazones azucarados. Todas han desaparecido, a mi alrededor solo veo historias de recuerdos desaparecidos, voces sin cuerpo, amores que no existen, dioses rencorosos y ancianos olvidados.

Todo ha cambiado, no entiendo que ha sucedido. Veo mi cara en el espejo y yo también he cambiado. Todavía parezco yo, me veo y me reconozco; pero los detalles en mí son diferentes. Mis ojos me delatan, tienen bolsas bajo ellos, marcas oscuras también; se ven cansados. Cansados de ver la vida pasar, vidas apagarse, vidas desgastarse, vidas desesperadas, vidas abandonadas… Vidas luchando. Ellos se ven cansados. Yo me veo cansada.

Ahora lo entiendo. Ya sé lo que ha pasado. Ha pasado el tiempo. Si, eso es. Han pasado casi 11 meses. Pero, ¿Cómo puede ser, si a penas ayer subía por aquellas gradas llenas de gente?. A penas caminaba por aquellos pasillos oscuros y tenebrosos, llenos de sonidos alarmantes, sin saber que hacer o decir, plagada por el miedo y la inseguridad.

Ya lo recuerdo todo. Ha sido como un sueño, pero todo ha sido real. Ya solo faltan 45 días para dejar todo esto atrás y cerrar un capitulo más de esta vida.

Hay una calma preocupante, se avecina una tormenta y habrá que luchar para sobrevivir, pero han pasado casi 11 meses y ahora somos más fuertes, una tormenta no nos va a derrotar.