Hoy en la mañana (si, hoy sabado en la mañana) se acabo oficialmente la primera rotación de ginecología…. Fueron 2 semanas cansadas y llenas de tareas; en las que aprendimos lo que tiene que hacer un bebé para poder llegar al mundo, y además lo que tenemos que hacer para hacer esa llegada lo más segura posible….
En estas 2 semanas empezamos los turnos en el hospital nacional de maternidad (ya van 2)… En estos 2 turnos aprendimos que en este hospital no hay ni 2 segundos de paz para poder descansar. Todo es trabajo. Pero a pesar del cansancio, a pesar de los gritos, a pesar de los regaños no hay nada más sorprendente que estar ahí cuando una personita respira por primera vez, no hay nada como ese sentimiento de satisfacción cuando despues de un parto difícil esa personita empieza a llorar luego de unos minutos de silencio, o cuando esa personita que no deja de llorar ve por primera vez a su mamá y es como magia que se queda en silencio conociendo a la persona que la ha cuidado durante todos estos meses.
Pero aquí no todo es felicidad, como lo descubrí en mi segundo turno. Me tocó estar en recuperación, a donde llevan a las pacientes despues de tener una cirugia (mayormente cesareas). El turno fue bastante difícil por que casi todos los partos de la noche terminaron en cesarea, pero entre tanta cesarea habia una señora que iba a un legrado. Ella acababa de perder a su bebé. La pasaron a sala y luego a recuperación, la misma recuperación en la que estaban las mamás a las que les acababan de hacer cesarea. Ahí estaban ellas, con sus bebés llorando en las típicas cunitas transparentes de hospital.
A todo esto mi tarea era tomarle los signos a cada señora de la sala y mientras se los tomaba a una de las señoras de las cesareas oi decir a la otra señora “que bonito lloran los bebés. Yo acabo de perder el mío”. En ese momento todo mi cuerpo se paralizó, no sabía que hacer ni que decir. ¿Que se le dice a alguien que acaba de perder a alguien que quiere más que a su propia vida?. Mi cerebro trabajaba a toda velocidad tratando de buscar las palabras adecuadas, pero de nada servía por que solo se atascaban en mi garganta. Eventualmente logre decir algo, ¿El qué? asaber, creo que fue algo de Dios y que él sabia lo que hacía. Ella se veia triste, pero llena de esperanza. Y no paso mucho tiempo para que su vecina de cama empezara a hablar con ella. Aquí estaban, 2 completas extrañas que se encontraban en extremos opuestos de la vida. Cuando le lleve su bebé a una de las mamás solo la oí decir que si la podía ver, y pues se la enseñe. La tristeza de sus ojos desaparecio por un momento mientras veia a esta bebé que no era suya y lo último que me dijo antes qye se la llevaran fue: “Yo confío en que Dios me va dar la oportunidad de ser mamá”…
Y eso fue todo, ya no se veía triste, simplemente en paz y con la esperanza de algun día ser mamá.
Solamente he estado en este hospital 2 semanas, pero a diferencia del rosales siento que este hospital me obligara a ser una persona más humana.
Y pues esto no es lo que tenia en mente cuando empece a escribir la entrada, pero así quisieron salir las palabras.
He aquí las 2 bebés que lloraban mientras todo esto sucedía
